Jimena Tierra (Madrid 1979) es una escritora licenciada en Derecho por la
Universidad Autónoma de Madrid, especialista en materia financiera.
A lo largo de su trayectoria literaria ha
realizado varios talleres de escritura creativa y género negro, impartidos por
profesores como Alberto Olmos, María José Codes o Philip Kerr.
Es autora de algunos poemas y múltiples
relatos cortos, entre los que destaca “Escombros”, ganador del concurso de Ediciones
Saldubia 2014, que fue incluido en una antología. En el mismo año, fue
galardonado su soneto “La vida es Aragón. La vida es sueño”,
obteniendo el premio de lírica en la convocatoria Atrévete a rimar Aragón
con... sueño.
Por medio de la editorial Playa de Ákaba, ha
participado en el libro de entrevistas Hablar de
libros es bueno y ha
publicado su novela negra Equinoccio, llegando a convertirse en libro de éxito
durante los tres primeros meses desde su presentación en octubre del 2016.
En la actualidad, combina la escritura con su
labor de redactora cultural en diferentes medios. Entre ellos, el blog
literario El invierno de las letras, con acceso desde su página web www.jimenatierra.com.
-Jimena, encantado de saludarte y de
realizarte esta entrevista. Mi primera pregunta es satisfacer una curiosidad
que tengo… ¿Por qué una novela con una secta satánica?
En una
ocasión, un profesor de universidad puso una pregunta en un examen de
filosofía. La pregunta era: ¿por qué? Los alumnos hacían cábalas sobre el porqué
del universo, de la ciencia, se explayaban con Kant o con Descartes, pero solo
hubo una matrícula de honor. Hubo un alumno que contestó: ¿y por qué no?
-La gran mayoría de las personas conocemos la
existencia de numerosas y diversas sectas pululando por el mundo, sin embargo,
desconocemos su funcionamiento interno, las distintas maneras de captación,
etc… ¿Te costó mucho documentarte para escribir Equinoccio?
No supuso
un esfuerzo como tal la documentación. Es un tema que me atrae y localicé
información con gusto. Cuando se me ocurría una idea sobre cómo entroncar la
trama, disfrutaba imaginando la cara que pondría el lector al desmontar sus
expectativas.
-¿Qué te costó más, la documentación, la
escritura o la revisión? ¿A qué dificultades te enfrentaste para escribir tu Equinoccio?
Soy muy
minuciosa y revisé mucho la novela, sin darme cuenta de que, a medida que
pasara el tiempo, nunca estaría a mi gusto porque nunca somos los mismos que
hace un instante. De hecho, yo ya no soy la misma que acaba de escribir la
palabra “instante”. Ese fue el verdadero problema. Cómo redactar las cosas, qué
perspectiva darle con el paso de los días. Hay un momento en que,
necesariamente, se debe cerrar y pasar página.
-Me encanta el personaje de Anastasio Rojo,
un hombre frustrado por lo que la vida le dio (o le quitó), pero un hombre con
valores, que nos enseña mucho a los lectores. ¿Qué hay de ti en este personaje?
Anastasio
Rojo toma el nombre de una novela que me encantó en mi juventud, Edad
prohibida, siendo los personajes Enrique y Anastasio. El apellido es crucial,
toda novela negra tiene Rojo y Negro. Anastasio es un investigador nato. Como
yo. Me encanta investigar, resolver dudas, seguir pistas. Incluso en la vida
real.
-¿Y en cualquiera de los otros…? Por ejemplo,
Verónica, una buena chica, o Eduardo, comprometido con sus ideas; pero ambos
estudiantes de Derecho.
Verónica
toma su nombre porque siempre se ha relacionado con el Diablo (además de con el
toreo). Ambos tienen de mí la información jurídica necesaria, así como la duda
existencial patente en toda la trama.
-Has realizado numerosos talleres literarios.
¿Has seguido a rajatabla lo que te han enseñado en ellos, o has incluido
técnicas de tu propia cosecha, con las que tú ya te movías en el oficio?
Los
talleres literarios son interesantes y necesarios. Te aportan herramientas
técnicas sobre cómo mejorar el proyecto, dónde están tus errores, cómo imprimir
celeridad a la narración o la forma de huir de los tópicos. También ofrecen
algo fundamental: la convicción de que el escritor no es una solitaria especie
en extinción incomprendida. Sin embargo, partiendo de unas nociones elementales
sobre cómo ha de estructurarse una idea para que no sea un ejercicio caótico y
desconcertante, el método de escritura con que hago mías las historias, es propio
y autodidacta. En realidad, creo que es algo generalizado. Ningún taller puede
ayudarte a encontrar las palabras adecuadas para expresar un concepto. Esa es
la parte creativa, inherente al autor.
-Cuándo comenzaste –mejor dicho- cuando
gestaste la idea en tu mente, ¿fue una imagen, una idea…? ¿Qué fue lo que te
indujo a escribir esta novela?
Las
sectas satánicas siempre me han resultado un campo muy interesante de estudio.
Indagar en cómo una persona es capaz de conseguir que otra actúe contra sí misma
sin ninguna medida coercitiva me resultaba fascinante. Necesitaba hacer algo
diferente que supusiera una denuncia ante un fenómeno cercano y desconocido,
algo que se alejase de los tópicos de terror que, lo único que consiguen, es
hacer que la imagen se contemple desde la lejanía, como mero entretenimiento,
sin involucrar al lector.
-¿Cuál fue el proceso que seguiste a la hora
de plantearla y de escribirla, para evitar el temido “bloqueo del escritor”, si
es que alguna vez lo has sufrido?
Había
tanto que contar, y tantos filtros que hacer en toda la documentación que
tenía, que no sufrí bloqueo del escritor. El único bloqueo fue organizar la
información para que se plasmase lo más interesante, dejando fuera del
argumento lo meramente anecdótico.
-El título es contundente, como debe ser un
buen título. ¿Te cuesta mucho encontrar un título que merezca la pena para tus
obras? ¿Qué proceso sigues para llegar a dar con el adecuado?
Muchísimo.
Considero que los títulos no son lo mío. Busqué durante mucho tiempo frases con
la palabra “diablo”, “mal”, “Satán”, etc. Pero estaba todo inventado.
Finalmente, consideré que “Equinoccio” definía perfectamente lo que quería
transmitir. Corto y directo a la yugular.
-Hablando del éxito de tu novela en estos
meses… ¿Cuál crees que ha sido el éxito de la misma, además de estar bien
escrita y enganchar al lector?
Hemos
hecho muchas presentaciones literarias, y el acercamiento el autor novel
siempre es importante. No basta con escribir bien. Es necesario darse a
conocer.
-Sé que has escrito relatos, poemas y
artículos; y que esta es tu primera novela… ¿te costó mucho dar el salto de esas
disciplinas a la novela?
Escribir
una novela siempre es un esfuerzo muy superior al de un relato, poema o
artículo (sin desmerecer estas disciplinas). Cuando escribo, tengo la idea en
mi mente y no la suelto. Duermo con ella, trabajo con ella, como con ella. Eso
me resta vida social, concentración en otros ámbitos y dificultad de
conciliación en mi vida familiar. Una novela implica una fuerte dedicación y,
aunque sabía exactamente lo que quería escribir, fue difícil compatibilizarlo.
-Antes de conocer a tus lectores, que ya
conoces a muchos tras esta novela ¿cómo les imaginabas antes?
Me había
formado en la cabeza la idea de que mis lectores serían jóvenes interesados por
los protagonistas. No en vano, además de satanismo hay escenas de sexo,
menciones a grupos de rock, etc. Me he sorprendido del público tan variado que
se ha sentido atraído por esta idea y, por supuesto, me ha hecho feliz ver que
puede llegar más allá de lo que imaginaba.
-¿Cuáles son tus libros de cabecera, los que
más te han influenciado y con los que más has aprendido en este noble arte de
la escritura?
Si he de
hacer una introspección, diría que Cyrano de Bergerac me maravilló. San Manuel
Bueno, Mártir (que menciono en Equinoccio), fue uno de mis predilectos. Y, por
decir un tercero, Señora de Rojo sobre fondo gris. Aquellas novelas marcaron un
antes y un después en mí. Como ves, no hay ninguno escrito por mujeres. Empecé
a leer literatura femenina mucho más tarde y, tal vez, ya había madurado lo
suficiente como para dejarme sorprender con tanta facilidad.
-Ahora que has dado el salto a la novela, y
sabiendo que tu producción literaria no para, ¿en qué estás trabajando
actualmente?
Este mes
de mayo publico un libro de relatos titulado Conozco tus secretos. Son relatos
pesimistas, que escogen los rincones más retorcidos del ser humano y los llevan
hasta sus últimas consecuencias arrojando al vacío la esperanza de bondad que
pudiera albergar en el lector. No me realiza escribir sobre la belleza de la
primavera. Vomito letras en forma de dardos envenenados, porque el mundo está
lleno de crueldad y es necesario acercarla para verla bien, con la suficiente
nitidez. Es la única manera de involucrarse sin cerrar los ojos.
Asimismo,
para finales de año (principios del que viene) publicaré una nueva novela. Un
nuevo caso de Anastasio Rojo, que espero que guste tanto o más que Equinoccio.
-Muchas gracias por tu tiempo, Jimena. Ha
sido un placer enorme charlar contigo, además de leer tu novela, que tanto me
gustó. Espero que tengas una carrera de éxitos y que muy pronto podamos
“leerte” de nuevo.
Gracias a
ti, Enrique, por tu amabilidad, por tu apoyo y por la magnífica reseña que has
hecho sobre mi trabajo literario.
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